Pasión por la madera
Cuando era sólo una niña muy movida, a la que solo la apaciguaba una sierra de marquetería, no sospechaba que convertiría esa pasión por la madera en mi forma de vida.
Crear es para mí libertad.
Es verdad que, con 17 años, me dejé convencer para estudiar Económicas. Y trabajé como economista durante 8 años. Pero mi sueño no dejaba de llamarme a la puerta. Así que me formé, me moví y ya no dejé que nada me frenara.
Ahora me levanto cada mañana con la ilusión de que voy a pasármelo genial con mis alumnos de talla, que quizás conozca a un cliente que me ponga un nuevo reto por delante. Cada día es diferente y mi mejor premio es ver la felicidad de mis alumnos mientras tallan su obra. O la de un cliente porque he conseguido hacer exactamente la escultura que querían.
Si eres de esos artistas que nunca se han atrevido, yo haré que tus manos sepan expresarlo. Y si tienes algo en mente y quieres diferenciarte, yo seré tus manos
Llevo años dando clases en Acc Escultura y seguiré muchos años. No solo es por aprender, sino por el ambiente creativo que se respira siendo un lugar genial con el que compartir cosas desde con la profe hasta con el resto de compañeros. Además, por proyectos personales también he hecho encargos como cliente y siempre ha quedado encantada.
Llevo años dando clases en ACC ESCULTURA y seguiré muchos años. No solo es por aprender, sino por el ambiente creativo que se respira siendo un lugar genial con el que compartir cosas desde con la profe hasta con el resto de compañeros. Además, por proyectos personales también he hecho encargos como cliente y siempre he quedado encantada.
Amaia ha sido mi profesora de talla durante tres años seguidos en su taller ACC ESCULTURA y espero poder seguir siendo su alumna muchísimos años más.
Amaia como profesional es una profesora excepcional. Sabe transmitir a sus alumnos tanto su amplio conocimiento, como su pasión por la talla y el arte, así como su sensibilidad y amor por la madera.
Amaia, como persona es extraordinaria y única.
Cada vez que veo una de mis tallas, veo en ellas un trocito de Amaia, un trocito que nos da a cada uno de sus alumnos.
No podría vivir para otra cosa que no fuera la escultura
Con 30 años decido romper con mi posición de seguridad en la vida. En aquellos momentos, y con mi título de Económicas, me abría paso como Jefa de Administración en una empresa que me valorada. Sin embargo, mis aspiraciones de futuro no me motivaban y decidí hacer con mi vida lo que realmente me apasionaba: la escultura.
Fue una cuestión de escucharme y ser fiel a mí misma, por encima de los miedos, del qué dirán y de los obstáculos.
Hacer que tu vida sea tuya, no tiene precio.
Llevaba desde los 18 años formándome en diferentes escuelas de escultura, tenía el Grado Superior de Artes Aplicadas a la Escultura y me sentí libre de emprender el camino que siempre me había estado llamando.
Intensifiqué mis conocimientos en moldes y sus aplicaciones. Era un campo exigente, pero me fascinó poder ser autónoma y realizar todo el proceso completo de una escultura. Recorrí varias escuelas para formarme más, como la Academia de San Fernando de Madrid y la Escuela Artesanal de Deba. Descubrí el mundo de la fundición en bronce que también me encantó.
En aquellos momentos, fue decisivo trabajar unos meses en Inglaterra como ayudante de un escultor dueño de una pequeña fundición. Él, aparte de hacer sus esculturas y venderlas, realizaba trabajos técnicos para otros artistas como moldes y reproducciones en resina y bronce. Cuando regresé a Bilbao y no encontré trabajo por el momento de crisis, monté mi propia empresa basándome en el negocio del artista inglés. Era el año 2009 y tenía 33 años.
Pamplona es la ciudad que me ha visto crecer, pero decidí instalarme en Bilbao y ha sido una gran elección. Me encantan sus paseos por la Ría, su gente, la amplia oferta cultural, el movimiento en los negocios y acercarme en moto a la costa, tan preciosa y cercana.
Es verdad que me he complicado la vida haciéndome autónoma y apostando por mi propia empresa, pero no me arrepiento. No podría vivir para otra cosa que no fuera la escultura.